29 julio 2012

Día a día

También este lleva versos repetidos: o me gustan mucho o mi Musa nunca existió, jeje

Mis navíos se retiran
alicaídos de Waterloo.
Hundieron mi último
transatlántico con la bomba
de Hiroshima.
Clama la sangre de los
heridos desde Abel
hasta el último sirio
que cayó, anónimo
para mí, pero no para
la madre que le parió.

Entre mis esfuerzos
baldíos aletean todas
estas cosas ocurridas
en un tiempo y lugar,
repetidas en mis fracasos.

Hoy lo anoto,
para no olvidar
que en el mundo hay
guerra, y que no sé
cómo ni por qué,
está íntimamente
relacionada
con mis ganas de vivir.

Así, si me encuentro
en la cresta de alguna gesta
recordaré la sombra
de sonrisa irónica
y un tanto incierta
que hoy asoma a mis labios:
la sonrisa de la derrota.

Pero así como Virgilio
se supo descender de Héctor,
y no le arredró su destrucción,
se puede resurgir de las cenizas
de una época pasada
con la botella llena de humor
para enfrentarnos
a la nueva batalla de cada día.

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