18 noviembre 2011

Edafo¿qué?


Finales de 2º de carrera. Los profesores de las optativas de 3º y 4º vienen a presentarnos sus asignaturas de cara a que escojamos cuando hagamos la matrícula. Se trata un poco de “vender la asignatura de biología” a los pocos químicos que quedamos.

Se sube el profesor de Edafología a la tarima, y empieza a contarnos con guasa, que en una salida de campo cuando él estudiaba su carrera, les paró la policía para preguntarles que qué estaban haciendo... Le respondieron que eran estudiantes de Edafología, y el poli preguntó: Edafo¿qué?

En aquel momento yo me estaba preguntando por qué nunca se me ocurrió considerar el suelo como objeto de estudio. Algo así como lo que me ha pasado este curso con la enología...

Según la RAE la edafología es la ciencia que trata de la naturaleza y condiciones del suelo, en su relación con las plantas. Me pareció interesante y ese curso no sólo me matriculé en Edafología, sino también en Génesis y tipología de suelos y en Química del suelo. Ninguno de mi clase comparte mi afición, pero yo disfruté muchísimo en esas asignaturas.

Me encantó aprender que suelos provenientes de un mismo material edáfico pueden ser distintos según el ambiente donde estén, y viceversa: que hay distintos tipos de suelos en un mismo clima por la diferencia del material del que provienen o por otras variables. Aprendí que los suelos se estructuran en horizontes y no en capas.

La salida a Urbasa fue espectacular. Me gustaría recordar todo lo que dijo el profesor sobre el proceso de formación de la sierra que luego se traducía en distintos tipos de suelo, uno de ellos ¡de arena de la playa!


Se pueden ver los distintos horizontes del suelo


En el laboratorio sentía que había vuelto a Primaria cuando me pasaba los recreos echando agua sobre la tierra para hacer “panes”. El primer día, amasamos el horizonte de suelo que nos había tocado, hicimos la granulometría con los tamices de distinto tamaño, y el ensayo de la probeta, medimos el pH y la conductividad,... Todo para llegar a definir qué tipo de suelo habíamos muestreado en nuestra salida de campo.

Como en todo, a mí siempre me gusta encontrar las aplicaciones prácticas. Química del suelo se podría traducir también como Química Agrícola. De un modo vulgar, podría decirse fabricar fertilizantes. Para mí es mejor: estudio de la nutrición de las plantas, y cómo hacer que esa nutrición sea más rentable. Al fin y al cabo, los nutrientes principales de la planta son el nitrógeno, el fósforo y el potasio (todo elementos químicos) y hay que conocer sus reacciones en el suelo para aportar la cantidad debida y en la forma debida a la planta.

Me encantó hacer prácticas en TimacAgro, en el laboratorio de Química del suelo. Estaban haciendo un estudio sobre la retrogradación del fósforo. El fósforo es un elemento muy reactivo en suelos, que se transforma en cosas que la planta no puede captar. La solución tradicional era aportar el doble, el triple: lo que hiciera falta, para que el cultivo fuera bueno. Pero el fósforo se iba acumulando en el suelo hasta que se filtró a las aguas subterráneas, donde sirve de nutriente a las algas. Este fenómeno se conoce como eutrofización:


Las algas crecen bruscamente al tener nutrientes en abundancia, y se mueren porque no llega suficiente oxígeno para todas. Al morir, sus restos sedimentan en el fondo del río o lago, haciendo más rápido su envejecimiento.


En el laboratorio pensaron desarrollar un fertilizante que soltara fósforo sólo en la medida en que lo pedía la planta. Pretendían disminuir la fracción de fósforo soluble en agua (que es la que reacciona mucho en suelos y no puede ser asimilada por la planta) y aumentar la fracción soluble en compuestos húmicos que la planta sí puede obtener. ¿No es guay?

Mi trabajo consistía en reproducir las condiciones de fósforo soluble e insoluble en agua, en distintos suelos y con distintos fertilizantes.

Leí en la revista Nuestro Tiempo, que José María Albareda, farmaceútico y químico, impulsor del CSIC estaba muy interesado en la Química del suelo. Porque consideraba que la agricultura española podría mejorar considerablemente y ayudar a salir dela crisis de aquellos momentos. En el artículo le definían como “un hombre con los pies en el suelo”, y me gustó.




Por soñar que no quede, sueño con poder ir un día a África a estudiar sus suelos y colaborar de alguna manera en disminuir el hambre en el mundo...

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